Quique González

Conciertos

Me vuelvo a encontrar con Quique González en un Kafe Antzokia abarrotado por segunda jornada consecutiva.

El madrileño Quique González cumplía con el protocolo habitual de los últimos años y completaba dos sold-out consecutivos en su doble visita a Bilbao.

En la presenta gira, González celebra sus 25 años de carrera y lo hace dividiendo sus shows en dos partes diferenciadas, por un lado dedica cada actuación a la interpretación íntegra de un álbum de su extenso catálogo discográfico, y por otro, ofrece una pequeña selección de títulos extraídos de momentos aleatorios a lo largo de su cuarto de siglo de trayectoria.

El sábado en el Kafe Antzokia el disco protagonista fue «Daiquiri Blues» (2009), mientras que el domingo – que fue el día que un servidor acudió a la abarrotada sala de San Vicente – el disco seleccionado fue «Salitre 48» (2001).

Debo confesar que este fue el motivo por el que me decidí a volver a un concierto de Quique González, la interpretación íntegra de mi disco favorito del madrileño: el magnífico y bucólico «Salitre 48».

Finalmente, y por esas sorpresas que a veces da la vida, me terminó gustando más la segunda parte del show que la primera, que fue la que motivó mi presencia y en la que Quique y su banda hizo desfilar en un orden diferente al del álbum, el precioso «Salitre 48».

Quique González (foto José Luis Suarez)
Quique González (foto José Luis Suarez)

Toni Brunet (guitarra), Jacob Reguilón (bajo), Edu Olmedo (batería) y Raúl Bernal (teclados) forman el line up que acompaña en este tour al autor de «Delantera Mítica». Una formación de más que demostrada solvencia y que también son, o han sido, colaboradores habituales de otros primeros espadas del rock patrio como Ariel Rot, José Ignacio Lapido, Señor Mostaza o Miguel Ríos. Es evidente que en esta compañía el apartado sónico está solucionado, si bien es cierto que la palma se la lleva el propio Quique, que canta mejor que nunca, y por supuesto las teclas del gran Raúl Bernal, que adquieren gran protagonismo, especialmente y refiriéndonos al pase del domingo, en la primera parte del concierto.

Las canciones de «Salitre 48» sonaron claras, fluidas y sin fisuras, se aprovechó de la perfección melódica de las mismas y de un Quique que las frasea y entona de forma magistral – lleva conviviendo con ellas 22 años – y que sabe extraer todo el lirismo de los textos, aunque un servidor hubiera agradecido un poco más de riesgo en el apartado sónico, con más mordiente en algún tema, en especial en las guitarras. No obstante es un disco hermoso y como tal se expresó en su tránsito al directo. Mención aparte merecieron en mi opinión «Crece la hierba» y «De haberlo sabido».

En los minutos de intermedio entre las dos partes del bolo mi acompañante y yo recordábamos un disco un tanto denostado como «Avería y Redención #7″ (2007). La verdad es que no esperaba demasiada presencia de este álbum en el set de la noche, pero en la segunda parte escuchamos tres temas de aquél semi-olvidado disco, a saber: «Trucos fáciles para días duros», «Pequeñas monedas y grandes mentiras» (que tocaban por vez primera en la presente gira) y «Avería y Redención», fueron una sorpresa y las disfruté de lo lindo ya que sonaron con más profusión sónica que los temas de la primera tanda.

En la segunda parte también arriesgó con dos versiones: «A la media luna» (Santiago Auserón/Juan Perro) extraída de su nuevo disco de versiones; y la personal y notable cover del clásico de Bob Dylan «It’s your love in vain?» contenida en el estupendo «Delantera Mítica» (2013) y traducida como «¿Es tu amor en vano?».

Cuadró la segunda parte, con un público en modo disfrute, con «Cuando estés en vena» y «Nadie podrá con nosotros» del álbum protagonista del sábado, «Daiquiri Blues»; para terminar entre el delirio del personal con la insulsa «Charo» («Me mata si me necesitas» (2016) con Toni Brunet haciendo de Nina (Morgan) y «Vidas Cruzadas» tema extraído del catálogo de 2005 «La Noche Americana», una canción a la que Quique González debe parte de su actual éxito.

El domingo me reencontré con un Quique González que creí que había perdido tras los últimos conciertos suyos a los que asistí hace unos años, le vi mucho más centrado y cantando como nunca, compenetrado con su banda y con un repertorio que domina plenamente, desenvolviéndose a la perfección en el papel de cantante de masas y reconciliado con su propia personalidad de músico bohemio, y yo, celebro de verdad que así sea.

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