Discos Críticas

Reseña y crítica de ‘La estafa de la vida adulta’, álbum de Luis Prado.

… una especie de manual de comportamientos sociales en edades que transitan entre los treinta y los sesenta años, permitiendo esclarecer el carácter conceptual de una obra que es pura orfebrería melódica y que completa una brillante trilogía…

Realmente Luis Prado es agudo e ingenioso a la hora de buscar títulos a sus trabajos discográficos, tanto que sirven de gancho añadido para indagar en su contenido. El caso reciente de “La estafa de la vida adulta” es un ejemplo que llama poderosamente la atención e incrementa, si cabe todavía más, esa tendencia a fisgonear y examinar minuciosamente lo que el alicantino ha estado cociendo en los últimos tiempos.

Dicho lo cual, desde las primeras escuchas ya se constata que su melodramático título no puede ser más acertado y que nos hallamos ante una especie de manual de comportamientos sociales en edades que transitan entre los treinta y los sesenta años, permitiendo esclarecer el carácter conceptual de una obra que es pura orfebrería melódica y que completa una brillante trilogía, la que más allá de sus tiempos con The Flauters y Señor Mostaza, o de aquellos entreactos que fueron las “Plays Standards” con asombrosas versiones, se inició en 2016 con “Mis terrores favoritos” y continuó en plena pandemia con El tsunami emocional de 2021.

No queda ahí la cosa en cuestión de títulos, puesto que los de las dos piezas escogidas como singles de adelanto son altamente sugerentes. Así, mientras “Moderadamente bien” es pop de carácter y enjundia, entre dudas existenciales desde una perspectiva mordaz y con coros de Rebeca Ibañez, “Modo hater”, con guiño incluido a Pink Floyd, da pie a una sonrisa cómplice, más aún cuando pensamos en esos difamadores o  críticos destructivos que actúan con irracionalidad y con los que seguramente nos hayamos topado en más de una ocasión.

A nivel musical Luis se vuelve a situar como alumno aventajado de Jeff Lynne y de la Electric Light Orchestra. Eso lo sabe y no se oculta en, por ejemplo, “La magia en un momento”, mi favorita junto a “Tu y yo sabemos”, temazo con ocurrentes y sarcásticos versos como los de que “cada Mercadona es diferente”, “el chicle no dura eternamente” o “no hay que hacer balance en fin de año”.

A lo largo de esta estafa existencial se reconfigura la mente con “Todo se va arreglando” y nos acomodamos para no sufrir en la artesanal y cósmica “Trate de encajar”,  donde junto a las teclas de piano adquieren protagonismo las guitarras y los precisos arreglos acompañantes de Francisco Hickowski en la trompeta, más o menos como de manera similar sucede con los violines de Manu Clavijo en “Últimamente” y “Deja de intentarlo”.  

Eso sí, por encima de adornos o de la elaborada lírica destaca el teclado, donde Luis realiza una exhibición magistral, al alcance de unos pocos elegidos, que nos hace más llevadera la tragicomedia que nos ha tocado vivir y que nos ayuda a comprender que el sueño no es real y que madurar es aceptar que los sueños se alejan.

Luis Prado

Para cerrar bien el círculo y entrar en bucle, resulta ideal la ubicación como colofón de “Has vuelto a equivocarte”, que permite comprender mejor una obra que, si hubiera justicia musical, sería reconocida en todos los ámbitos, desde los más comerciales a los más underground.  Por cierto, el disco físico editado por Osadía Ediciones y por Maldito Records, con ilustración en la portada de Ana Collado, es un verdadero lujo que engrandece  y representa el buen gusto que ha rodeado un artefacto sonoro tan sumamente inteligente y que, a buen seguro, no es una estafa.   


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