Especial dedicado a ‘Amorica’, tercer álbum de The Black Crowes, publicado el 1 de noviembre de 1994.
... confirma la riqueza musical de la banda y su capacidad para crear atmósferas muy diferentes. Los Faces y los Stones han iluminado desde el primer día el camino de los Crowes…
Hoy, 1 de noviembre de 2024, se cumplen 30 años de esta obra maestra. No parecía fácil que con su tercer disco (Amorica, 1994) los Black Crowes repitiesen la hazaña de «The Southern Harmony And Musical Companion«, su colosal segundo paso. Pero el grupo de los hermanos Robinson no es un grupo cualquiera.
«Gone», el medio tiempo hecho de funk rock que lo abre, explicita a un sexteto que se come el mundo y que en el siguiente tema, añadiendo maneras soul y psicodélicas pero sin dejar de roquear intensamente, continúa haciéndolo con el título de «A Conspiracy».
«High Head Blues» abre el abanico e incorpora elementos rítmicos del mambo invitando al percusionista Eric Bobo antes de que «Cursed Diamond» mantenga el tempo moderato y la electricidad ardiente de ascendente zeppeliano.
El folk se suma la función mediante un «Nonfiction» que no renuncia al rock (representado por las seis cuerdas amplificadas) y confirma la riqueza musical de la banda y su capacidad para crear atmósferas muy diferentes. Los Faces y los Stones han iluminado desde el primer día el camino de los Crowes, y «She Gave Good Sunflower» lo corrobora una vez más mientras afirma que los autores de «Shake Your Money Maker» tienen voz propia y reconocible en un género —el rock and roll— tan dado al corta y pega o a la imitación desleal.
«P. 25 London» es blues/hard rock de noble estirpe y «Ballad In Urgency» es un corte lento, balada o no como dice su título, de hermosa ejecución que, sin solución de continuidad, se yuxtapone a la excepcional «Wiser Time». Momento cumbre del álbum y de la carrera de los norteamericanos, su dulce cadencia fabricada con soul, country y rock es ambrosía en la que todo funciona a la perfección, ya sea la composición en sí misma, la voz de Chris Robinson, las guitarras de Marc Ford y Rich Robinson, el bajo de Johnny Colt, la batería de Steve Gorman (¡ese cencerro, por Dios, ese cencerro!) y las teclas de Eddie Harsch.
El blues y folk mandan en «Downtown Money Waster«, la penúltima canción del trabajo, que concluye con la emocionante balada «Descending«, cuya música acompaña con exactitud a una letra de caída y redención. Sí, los Black Crowes lo habían logrado y habían dado réplica intachable a su anterior plástico gracias al sobresaliente Amorica que aquí y ahora —tres décadas después de su parto— hemos glosado.
* Este artículo fue publicado por su autor en Ragged glory y recuperado ahora por el 30 aniversario y por su plena vigencia.
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