Discos Críticas

Reseña y crítica de ‘Sick of Being Sick!’, álbum publicado en 2024 por Jon Spencer con miembros de The Bobby Lees.

… nos hallamos ante otra exploración de terrenos pantanosos de punk-blues que, a fuego lento, le permiten mantener la llama sagrada de su propuesta independiente y underground…

Poco o nada se ha escrito o comentado del nuevo álbum de Jon Spencer, acaso porque el mundo sigue incapacitado para entender a este genio ajeno al mainstream y a la cultura de masas, esa donde prevalecen los productos musicales comerciales que, en muchos casos, son de usar y tirar.

En esta ocasión el de Hanover se ha buscado una compañía juvenil digna de su estética freaky-monster y de ese revoltijo de sonidos que, de manera tan original y transgresora, cabalga entre el punk, el garage, el noise, el blues, el hip-hop o el rock industrial y experimental. Concretamente son Kendall Wind y Macky Spider Bowman, bajo y batería respectivamente de The Bobby Lees, la banda de niños prodigio del punk-rock que en los últimos años han comenzado a despuntar desde Woodstock.

Jon Spencer Sick of being

No me parece que ‘Sick of Being Sick!’ supere el impresionante y más reciente Spencer gets it litde 2022 con los Hitmakers que, exceptuando algunos discos con la Blues Explosion, me sigue pareciendo su mejor trabajo discográfico en los diferentes proyectos musicales que ha capitaneado o formado parte desde los años ochenta (Pussy Galore, Boss Hog, Spencer Dickinson, Heavy Trash…). Pero quede claro que está muy por encima de la media musical actual y de que nos hallamos ante otra exploración de terrenos pantanosos de punk-blues que, a fuego lento, le permiten mantener la llama sagrada de su propuesta independiente y underground.

Y todo ello en poco más de 18 minutos, con ocho piezas urgentes y directas a la yugular. La más extensa y única que soprepasa algo más de tres minutos es la abrasiva «Out of Place». El resto son como una exhalación, con especial predilección para un servidor los tres trallazos iniciales «Wrong», la crampera «Get Away» y «Come Along», o por supuesto después esa especie de rockabilly suicida con influjo de Alan Vega que es «Fancy Pants» o la tormentosa y acelerada «Guitar Champ».

Liberado de prejuicios, una vez más Spencer nos ha embaucado con su perturbadora y explosiva aventura, esa que a los suficientes nos sirve de refugio y nos ayuda a regenerar neuronas, e incluso a eliminar toxinas, cosa que siempre es de agradecer.


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