Críticas Discos Especiales

A veces ocurre algo que vuelve a encender la chispa, que despierta en nuestro interior la necesidad de repescar discos olvidados que por alguna que otra razón estaban muertos y enterrados, no bajo tierra pero sí bajo innumerables discos y novedades que se amontonan en la discoteca de casa. No acabo de entender la razón exacta de mi completa desgana por los New York Dolls, y tampoco ahora me las voy a dar de gran seguidor, de acérrimo fan. No, no amo a los Dolls, pero su primer disco, su para mi obra maestra siempre me la ha puesto dura y me ha dado una energía fuera de lo normal, pero ahí estaban ellos, olvidados en la estantería, cogiendo polvo. Dos razones han sido suficientes para volver a ellos, para entregarme a sus brazos, a sus discos, a sus canciones y valorarlos creo yo como sí merecen. Por un lado me encuentro inmerso en la interesante lectura «Por Favor, Mátame» y por otro, el episodio inicial de la serie de Scorsese para HBO «Vinyl», de la que ya he disfrutado de lo lindo; ambos resultan determinantes para mi nuevo (viejo) vicio: NY Dolls en vena.

El Punk, el Glam, el puto Rock’n’Roll…  todo estaba en ellos y lo estaba antes de que todo la mandanga estilística apareciese, y allí estaban incluso con el maquillaje y la actitud gamberra, todo todito lo tenían ellos antes que nadie. Y como no, entregaron un disco de debut, el que hoy nos ocupa, que es simplemente avasallador. En pocas y cristalinas palabras: una puta obra maestra. Los New York Dolls se formaron allá por 1972 gracias al bajista Arthur Kane y al guitarrista John González aka Johnny Thunders, a los que muy pronto se añadieron el batería Billy Murcia, el guitarrista Sylvain Sylvain y el cantante David Johansen que es así como un hijo bastardo de Jagger muy pero que muy encocado, y así forman una de las más grandes bandas de culto, de aquellas de carmín y cuero, de sexo, drogas y rocanrol; una banda que como el título de su segundo disco presagiaba obtuvieron demasiado y demasiado pronto, y así en tan sólo dos añitos, 73 y 74, nos dejaron una colección de canciones inolvidables, necesarias y míticas.

La portada es un buen indicador de la bestialidad de disco que nos vamos a encontrar. La banda posando en blanco y negro como drag-queens en un sofá, y el nombre del grupo escrito con pintalabios rosa. Brutal. Glamero y provocador. Medio Stoniano, medio Warhol. Siempre efectivo. Claro que no sólo nos quedamos en su portada pues los once temas que nos encontramos son un cañonazo de aúpa basado en una formación clásica de bajo, batería y dos guitarras que hacen saltar chispas. La entrada con «Personality Crisis» es puro rock, pura tradición, grito de loca, pianito desbocado y…. eso, guitarras aporreándonos los sesos, y Johansen escupiendo palabras que formaron un himno punk, glam o simplemente rocanrolero, qué más da!, es sin duda un lujazo de tema, pura fuerza. «Looking for a kiss» sí es puro glam, con esas guitarras a lo Rono/Bowie pero con una actitud y una voz más cercana a los Pistols pero cinco añitos antes que se dice pronto, como ellos pero mejor, El otro gran tema del disco, el mejor junto a «Personality crisis» es para mi «Vietnamese Baby». Joder, es fantástico!, y aunque bebe de muchas fuentes y es una semilla de lo que vendría después, es esencia punk en toda regla. «Lonely Planet Boy» es otra cosa pero sigue siendo maravillosa. estamos ante una balada muy «british», muy glamera, muy… post-coito cigarrito en mano. Un tema de esos que se plagia sin contemplación el bueno de Pete Doherty con el disfraz de genio musical, pero con este tema se le ve el plumero. Además aparecen al final unos metales que nos dejan con el alma en un puño…. Para despertarnos de golpe y porrazo con la locura de «Frankenstein», simplemente acojonante. Otra de mis favoritas de los Dolls y de este disco en particular es Trash». Más punk antes del punk. Base rocanrolera de siempre, a toda mecha y con un riff infeccioso que nos conduce a otro temazo, este más glam, su «Bad Girl». Las espléndidas guitarras de «Subway Train» son realmente increíbles. Estamos ante otro de los grandes temas del disco. Cuando la canción toma impulso es imparable y escucha tras escucha se hace con nosotros y se convierte en eso, en una de mis/nuestras favoritas. La versión de Bob Diddley, «Pills», es otro gran acierto con esa distorsión guitarrera, la armónica luciéndose y ese estribillo sencillo, genial e imprescindible que permite enlazar el futuro con el pasado… Llegados a este punto confieso mi predilección por «Private World» (por cierto… me viene al inicio el Dig Lazarus de Cave…), la sección rítmica es clásica como ella sola, rocanrol puro y duro, y Johansen es pura dinamita. Finalizamos el discón con «Jet Boy», amén. Y nada más queridos, estamos ante un discazo increíble. Un imprescindible. Un disco único de rock, punk, glam… qué más da…, es sólo rocanrol…., pero nos gusta.

New York Dolls – «New York Dolls» (1973)
10/10
01.- Personality Crisis/ 02.- Looking For A Kiss/ 03.- Vietnamese Baby/ 04.- Lonely Planet Boy/ 05.- Frankenstein/ 06.- Trash / 07.- Bad Girl/ 08.- Subway Train/ 09.- Pills/ 10.- Private World/ 11.- Jet Boy.


2 comentarios

  1. Yo también los tengo como un grupo de segundda opción, nunca me he enganchado del todo a ellos y el único disco que poseo de los Dolls, este precisamente, suele recoger polvo, pero es cierto que es un disco excitante.
    Abrazo.

  2. Una obra maestra absoluta que el tiempo está haciendo más grande. Imposible que los Sex Pistols existieran sin este disco.

    Abrazos, Niko.

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