Especiales Críticas Rockumentales

“Cada cumpleaños es un regalo. Cada día es un regalo”. Aretha Franklin

El gospel es una manifestación artística que tiene su raíz en sacudirse el sufrimiento del cuerpo y del alma de manera colectiva. La fe cristiana fue el pretexto, el fango donde se hunde el ancla que para servidor supone la más bella manifestación musical colectiva de la Historia: esta música popular religiosa afroamericana es el origen junto al Blues ( la versión más individualista del rezo)  del rythm&blues, del soul, el funk y del rock, convirtiéndose su mutación en nuestro credo.

En el medievo el pueblo llano o mejor dicho el pueblo puteado- como en cada era- hizo posible la construcción de las catedrales góticas con la misma excusa, piedra a piedra, de manera colectiva. Siglos después en el profundo sur de los Estados Unidos de América a los mismos esclavos les dió por cantar en el oficio dominical tras las humillantes jornadas de sol a sol en los campos de algodón siendo tratados peor que los animales solo por el color de su piel.
No entiendo cómo se puede comentar que en este descomunal-acontecimiento y rescate epifánico de una misa oficiada de facto por la más grande sacerdotisa del Soul pueda resultar cargante por tantos Jesus (perdón «Jiiissssss») tantos grace (greissss) y los lord have mercy («lourrr  af mersi»); eso es lo mismo que decir que a la Catedral de León lo que le joroba son sus vidrieras por contener los iconos de esa Iglesia establecida que siempre ha estado del lado de los poderosos o que a los cuadros de Zurbarán les sobran ángeles. En fin…
Amazing Grace trasciende a todo este tipo de disquisición absurda o matiz falto de pasión porque aunque fue concebido por Aretha como un deseo vital, tras llegar a lo más alto de su carrera con 12 números Uno, 12!!!! y en poquísimos años (algo que solo consiguieron los Beatles) se convirtió en un acto de fe y reivindicación del origen del soul. Esta plática cantada basada en una religión concreta, sin embargo, mueve montañas y emociona a  esas almas dispuestas a creer.
A partir de esta premisa y teniendo en cuenta que uno casi se sabía de memoria el disco de la Atlantic con dicho título, la experiencia de ver esa epifanía en un cine con un sonido espectacular (ese que solo se dió en los años setenta) lo transformó todo desde el primer segundo en algo que me me recuerda a ese verso genial de una canción de Bob Dylan fetiche en mi vida que dice: «When the pool of tears beneath my feet floods every newborn seed» (Cuando una piscina de lágrimas debajo de mis pies inunda una nueva semilla) El tamaño fue olímpico.
 
Estaba planteándome volver a hacer yoga, repetir una fallida y frustrante experiencia de psicoterapia a la que no le encontré la más mínima gracia- quizás tuve mala suerte con el terapeuta- La razón: mi corazón está inquieto y se pone a latir rápido, con mucha facilidad, mi madre ha estado a punto de decirme adiós para siempre pero sigue dándome una lección de vida resistiendo por nosotros, aquellos a los que quiere y nos agradece que la cuidemos con una hilo de voz llena de luz como la de Aretha en Amazing Grace.
Así las cosas, el asistir al visionado de la película era una actividad de alto riesgo, casi como un salto de sky, no sabía que iba ser de mi pero me dije: «tranquilo, voy en buena compañía, si me da el apechusque tengo al lado quien llame al 112» Al final , resultó ser lo que necesitaba, sentarme en el diván con mi Aretha.
Cuando ella comienza a tocar el piano, tras la muy breve pero magnífica introducción con subtítulos sobre imágenes del ghetto angelino contextualizando el milagro, comencé a llorar, así de entrada, sin rubor. Con el Wholy Holy comencé a purgar penas y miedos, a sentir una esperanza plena en todo y a corregir las muchas veces bloqueante negatividad sin sentido que nos ponemos de muro. Inmediatamente enlace el sentimiento al reflejado ya hace unas semanas en mi oda al What´s Going On de Marvin Gaye (si pinchas pillas el hilo) ese disco oración donde, además, se incluye esta canción.
Ah, wholy holy
Come together
Wholy holy
People got to come together
And I know with the strength, power and all the feeling…
Basta una estrofa para que Aretha te arrope, basta una palabra de mi ama para que me siga protegiendo pese a su debilidad, ellas son las más fuertes. La banda, el coro, el reverendo, la parroquia es inmediatamente consciente de que están ante una experiencia religiosa y transformadora, un servidor también y como la necesita, se la aplica porque a pesar de ser de 1972 la caja no tiene fecha de caducidad.
A partir de ahí todo fluye, aparte de los pelos de punta y la humedad en los ojos: reflexión, tomar conciencia y celebrar el júbilo de estar vivos mediante los acordes y los call and response, las palmas y el movimiento (Aretha, no solo es una de las mejores pianistas que han habitado el planeta-dios cómo toca en la peli- aparte de la mejor cantante, también da unas palmas que quitan cualquier posibilidad de letargo, separando bien los brazos y suena su chasquido a baterista second line de Nueva Orleans)
La película ha sido montada de manera espléndida, quitado el polvo de su metraje oculto e imperfecto tanto tiempo en cajones -gracias Spike Lee por poner la pasta- Todo es prístino dentro del caos y de alguna manera os puedo decir que junto a The Last Waltz ya es la mejor película de un acontecimiento musical de los setenta. Comparo, por ejemplo con la última sobre Dylan de Martin Scorsese y vamos, esto está a otro nivel, dejándose de chorradas inventadas y acudiendo a los planos directos y que emocionan, sin distraer con nada en absoluto artificioso La premisa es feel the spirit.
A su vez, tiene un guión, a pesar de ser lo que es, porque una misa gospel de verdad (no para los turistas) tiene que contarte de dónde vienes y a qué tienes que aspirar pero con una particularidad sublime: afloran canciones de la época – como dice el reverendo, canciones pop- gospelizadas como el clásico de Carole King que todos sabéis, el Sweet Lord de Harrison o la mencionada de brother Marvin, aunque la compuso su hermano. y así le dan crédito. Es decir, representa su época y qué época! pero trasciende al reloj, es decir, tienen tantísimos ángulos de visión que podría verla una vez al mes sin cansarme, exactamente igual que la obra maestra de Scorsese sobre la despedida de The Band que de primeras goza con la ventaja de un plantel variado como pocos.
Y como Aretha se lo lleva todo de vuelta a su casa, es decir a ser ella misma, los clásicos de gospel de siempre-seleccionados para ambas veladas- suenan como nunca: demasiado soul para ser gospel y demasiado gospel para ser soul, es decir a Aretha. No hay relleno o momentos que bajen la intensidad: todo, todo el metraje es absolutamente magistral y curativo. Las caras y los gestos cuentan secretos de esas vidas. Como la de ese pusherman del coro que seguro estuvo en el talego y ahora llora por su propia salvación mientras escucha al ángel de Soulville-Memphis.

Todo es sublime y un todo va in crescendo. Cuando llegan los créditos finales, cuando se desenfocan esas cortinillas con la cruz que sirvieron de caja de cartón en la edición deluxe del cd (detalle fetichista donde los haya) quieres que aquello perdure eternamente y que la Queen hubiera realizado su capricho con una estancia de tres meses en vez de dos días. En eso también me recordó mucho al It´s Too Late To Stop Now de Van The Man, ay si hubieran grabado ese concierto completo del de Belfast como una película en toda regla.

La palabra que más se escucha cantada por Aretha no es Jissus sino Home y uno tiene debilidad por esa palabra en inglés y en más en canción: refleja fonéticamente muy bien lo que representa y su diferencia con House: distingue muy bien el concepto de lo que significa esta artista con respecto al resto: ella es hogar, nunca casa. Como mi ama. En su voz, y eso me pasa solo con Lucinda y Joni, con Nina o Billie, entro en mi hogar, en mi religión, en lo que creo, me dan la confianza y el consuelo, voy a la nevera la abro y pillo algo para comer o beber, no les pido permiso, me conocen de pe a pá, sin embargo, yo a ellas, aunque las reconozca, las percibo con un nuevo matiz que las hace más gigantes. Justo como me pasa con mi ama.

Y es por eso por lo que esos problemas que siempre me ha solucionado mi madre hasta hace bien  pocos, tras el visionado de Amazing Grace, veo que me los sigue solucionando. Un argumento muy típico propio hasta ayer era el de que una de las razones de mi ansiedad de unos pocos años a esta parte era que ya ella sigue siendo entrañable pero que por sus años, tantos años, ya no me los resolvía igual mis problemas por su memoria. Pues no, idiota de mi, ella se ha reservado lo mejor y Aretha me lo ha recordado, sus mensajes haiku y su ejemplo de lucha para seguir protegiéndome del todo pero de una manera más minimalista como los últimos discos de Cohen. Y mi ama que nunca ha necesitado decirme gracias porque una madre y un hijo nunca necesitan decírselo, ahora que se ve con pocas fuerzas y muy cansada, ahora, como Aretha dice home o thank you lord, nos lo repite sin parar. «Si no fuera por vosotros…» Si no fuera por ti mamá.

En especial me conmovieron estos versos que en su bellísima, humana y humilde voz me hicieron  fijar los pies en la Tierra.

In that beautiful home where we´ll never more roam,
We shall be in the sweet by and by
Happy praise to the King through eternity sing,
‘Tis a land where we never shall die.
Never grow old, never grow old,
In a land where well never grow old

En este precioso hogar del que nunca nos iremos
Permaneceremos en una dulce estar
Alabemos al Señor a través de un canto eterno
Esta es un tierra donde nunca moriremos
ni nos haremos viejos, nunca viejos
en un tierra donde nunca envejeceremos.

En definitiva, el paraíso que es ni más ni menos donde radica tu corazón. En tu propia Home que no tiene porqué tener código postal. Por cierto ya veo de dónde sacó la idea el señor Zimmerman para Forever Young un año después.

Y luego, en la peli como en la existencia vienen los trances, sobrios y nada falsos, sobre todo los de Aretha, tan contenidos en contraste de los más teatrales de los participantes incluido un absorto Mick Jagger y un mucho más contenido Charlie Watts (lógico, su corazón late como sus parches mucho más lento) Un detalle que también nos coloca en un año paraiso de la historia del rock y del soul, donde estaban ya fundidos gracias a hermanas como Aretha que en realidad no había hecho otra cosa que llevar el gospel a las listas de éxitos porque ella, como dice su padre ante su mirada emocionada y sumisa, nunca se fue de la Iglesia.

Y el orgasmotrón lo forman el himno Mary Don´t You Weep, Climbing Higher Mountains o el propio Amazing Grace donde ya el trance es monumental.

Y en el fondo, como siempre pasa, tenemos a una banda de soul de primera categoría: Cornell Dupree (guitarra), Bernard Purdie (batería), Chuck Rainey (bajo) o la santísima trinidad y el reverendo James Cleveland dando todo el entusiasmo al acontecimiento con sus arengas y su piano. Y un coro que no solo canta sino que vive en toda su plenitud la experiencia, qué caras, qué escenas, qué delirio. Ay si Donny Hathaway hubiera estado esa noche allí, no quiero ni pensarlo…

Toda vez acaba la película sientes un alivio, una paz, una suerte de dicha que es muy difícil de explicar y yo he preferido como casi siempre hago, aplicar este bello cuento de gospel y soul que es Amazing Grace a mi vida en este final de verano y comienzo del otoño tan inquietante- son varias las razones pero sobre todo por estar presenciando el posible momento en que el cordón que te une con quién te ha lo ha dado todo (la vida) se queda tan tan estrecho que sabes que en cualquier momento se puede deshacer. Y en ese proceso estás mal, muy mal pero también muy bien porque das gracias por tener esa suerte inmensa de que aparte de ser tu madre, sea un ser extraordinario para todos los que tienen la suerte de conocerla y de que hace semanas rezara con Marvin y haya surtido efecto y ahora lo siga haciendo con Aretha, repitiendo sin cesar aquello de:

My road been a little rocky on my way home
Trying to get home
My road has been a little rocky on my way home
Trying to get home
I’m climbing
Higher mountains
Higher mountains
Trying to get home

My camino ha sido difícil para llegar a casa
Estoy subiendo montañas más altas
mucho más altas
mucho más altas
intentando llegar a casa.

Siempre así querida Aretha, contigo siempre me curo pero espera a mi ama que todavía no quiere escucharte cantar en el Cielo.

P.D.: Mi hijo fue a la sesión de noche tras decirle que es obligatoria verla (solo la van a dar cuatro días en cine aquí en Bilbao), al fin y al cabo su primera muñeca se llamaba Aretha y será de las primeras palabras que aprendió a decir y le esperé a propósito, a pesar de la hora,  antes de ir a dormir para conocer su impresión.

Entró y me dijo: «Aita he puesto un tweet nada más salir diciendo que es la primera vez que algo me convence de que tengo que creer, en lo que sea,  pero en algo». Y qué le ha aparecido a tu amigo? «Que si las misas fueran así él nunca saldría de la Iglesia».

Por Joserra


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