M. Ward - supernatural thing (2023)

Críticas Discos

Vuelve M. Ward con otra de sus exquisiteces sonoras

M. Ward se enroca en su mundo pre-beatle esta vez acompañado de unas cuantas buenas amigas y amigos para dejarnos una buena colección de canciones grabadas con mimo y acierto.

M. Ward es un artista predilecto y debilidad personal, ya ha aparecido en este exilio musical infinidad de veces. Además forma parte del elenco de nuestros Malditos Exiliados. Es un mimado de esta casa y no suele faltar en la sección de novedades, así que era menester presentar este nuevo Supernatural thing que se acaba de editar hace nada, o hace mucho depende del prisma de la modernidad por el que se mire.

Poco más podría decirse del cantautor que no se haya dicho ya con anterioridad, y más cuando cada nuevo disco no suele suponer un cambio de dirección artística drástico, pues ya hace tiempo que en su particular diversidad de músicas americanas ha encontrado un lenguaje propio que no abandona y en el que se enroca.

Pensativo M. Ward

Sus sonoridades folkies amables, las músicas antiguas pasadas por su filtro de r’n’r, su tono susurrante y la habitual producción impoluta son señas de identidad que dan solidez a cada nuevo disco. Quizás, en esta ocasión, lo que da lustre a este puñado de canciones que se desarrollan con esquemas y progresiones ya vistos antes en sus discos, es la participación y la interpretación ajena a través de los artistas First Aid Kit, Neko Case, Shovels & Rope, Scott McMicken, Kelly Pratt y Jim James.

¿Podría haber optado por el clásico disco de duetos revisitando canciones de su repertorio? Pues también hubiera quedado bonito, la verdad. Y es que este disco en cuanto a las canciones compartidas me da esa sensación, que ojo, a mi Ward que me lo den como sea que compro.

Exquisitez de canción:

En todo caso, y como siempre, empezar un disco de Ward es como volver a casa. Lifeline está apoyada básicamente con la guitarra acústica, su voz y algún adorno, no le hace falta más. Quien haya visto su directo sabrá de su maestría con la guitarra acústica y su genialidad para enfrentarse sólo a una audiencia y mantenerla atenta. Entre las canciones que M. Ward acomete sin colaboración podríamos destacar la titular Supernatural thing y la joya For good, esta última una delicatessen suave y vaporosa de las que sólo él sabe hacer y que perfectamente podría pertenecer a cualquiera de sus mejores discos. Una maravilla.

Si es verdad que las canciones con aporte femenino expanden el ideario sonoro de Ward y lo elevan. Pero ojo, no se sucede de la manera kitsch y pop a la she&him. Con First Aid Kit toca el cielo en la suave Too young to die y en su otro aporte la más animada Engine 5 recurre al rock’n’roll pre-beatle con toques surferos, pasado por su piedra claro, hasta me recuerda a la ELO por el brillo vocal que le sacan y el marcado ritmo, nada, solo una impresión.

Otro de los momentos destacables viene con New Kerrang y la participación del pequeño gran genio Scott McMicken (Dr.Dog) que ya ha aparecido en estas páginas con su fantástico disco en solitario editado este año. Aunque si os digo la verdad es el toque jazzy de Dedication hour con el aporte de mi querida Neko Case la que me parece el momento más exquisito del disco. De alguna manera, tenía que notarse el paso de M. Ward por el cancionero de Billie Holiday.

Portada de Supernatural thing de M. Ward

También en tono jazzy, Ward revisita I can’t give everything away, versión instrumental de una de las últimas canciones de Bowie que con el aporte de sus compinches Jim James y Kelly Pratt en las ensoñadoras armonías que la acompañan, la transforman en una bruma sonora liderado por un saxo que recuerda el motivo principal de la tonada.

Otro de los momentos favoritos viene con el aporte de Shovels & Rope en Mr.Dixon, que a modo de coda y lanzando el mismo verso en bucle, consiguen una melodía más que apañada con un riff saturado y adictivo. Poco más que añadir y comentar de este disco que finaliza con el homenaje al malogrado Daniel Johnston con la fantástica versión de su mítica Story of an artist.

A mi modo de ver la escritura de M. Ward ha pasado a otro plano trascendental, puede que en ocasiones nos cuente un sueño sobre el encuentro con Elvis, o enfoque al pequeño detalle del día a día, pero siempre hay detrás una reflexión mordaz sobre la vida y la muerte, sobre la importancia del amor o incluso apuntando sutílmente hacia las bajezas del ser humano. Puede resultar tan críptico, como directo, un maestro dibujando emociones y conjugando lírica y música sin recurrir a obviedades con la soltura de los más grandes, pues evidentemente no me cabe otra que considerarlo como tal.

Entiendo que a estas alturas, prestar atención a un nuevo disco de M. Ward responde más a un tema de gustos y debilidades personales que a estar al día con las novedades que pueden copar las primeras posiciones en las listas de los mentideros musicales habituales. A mi vaya que no me importa, me considero un incondicional de su filosofía musical y un habitante en usufructo del mundo figurado que se abre a cada compás de cualquiera de sus canciones, algo a su vez asincrónico en estos tiempos de rapidez y golpes de efecto. Y por supuesto que poder escucharle con nuevas canciones grabadas con tanto mimo y acierto me parece una suerte. Que nunca pare. Un disco muy recomendable.

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