The Black Keys Dropout Boogie

Críticas Discos

The Black Keys retoman el pulso y la inspiración con su abandono al boogie que resume su esencia. Notable que no exquisito.

El principio de los dosmiles trajo una resurrección o puesta al día del blues-garagero primero vía Jack White y justo después por este dúo de Ohio por el que tenemos especial predilección. The Black Keys vieron la luz en 2001 modernizando el viejo y crudo blues de mitos como Howling Wolf y Robert Johnson pero sin perder nunca la idea que hay que gustar y enamorar. A Dan Auerbach y Patrick Carney les costó llegar al gran público para, una vez conseguido el objetivo, venirse abajo.

Es fácil ponerse ahora la medalla y presumir de conocerles en sus primeros tiempos, es incluso gracioso escuchar como muchos dicen preferir su primera época a la de su furor comercial pero si preguntas, titubean al nombrar las canciones de esos discos. Queda estupendo hablar bien de ellos en su primera época y mal luego… Y a un servidor, que es fan incondicional desde el primer día, le gustan «las teclas negras» de cualquier manera, excepto en un par de discos indigestos donde habían perdido el norte como banda.

«Rubber Factory» (2004) marca un antes y un después. Hubo un antes, claro, super interesante, y un después que seguía la senda de la «fábrica de caucho»: «Magic Potion» y «Attack & Release» son estupendos, pero el arrimar el hombro junto a Danger Mouse en «Brothers» (2010) les hizo catapultarse a la fama encontrando una fórmula imbatible y casi perfecta. Sin duda creo que es su mejor disco, el mejor equilibrado aunque las medallas se las lleve «El Camino», otro pelotazo sideral aunque ya más producto, menos puro y más estudiado.

The Black Keys retoman el pulso y la inspiración con su abandono al boogie que resume su esencia. Notable que no exquisito.

Con esta dupla de discos tocan el cielo pero algo se rompe. Antes, Auerbach ya había firmado un disco en solitario tremebundo, esa joya sideral llamada «Keep It Hid» (2009) y comenzando a producir en serio y con mucho éxito a artistas absolutamente geniales. Hoy es un productor bestial: Dr John, Pretenders, Ray Lamontagne, Yola, Tony Joe White, Aaron Frazer, Marcus King…. Una larga y exitosa lista. Pero claro, la llama de The Black Keys se apagaba con discos pastiche como «Turn Blue» y «Let’s Rock» hasta lo del año pasado, lo de «Delta Kream», un reseteo en toda regla.

«Dropout Boogie» es un ejercicio de estilo, de volver a las raíces, de poner los pies en el suelo y querer volver a sentirse músicos, a sentirse cómodos con lo que les gusta hacer. Zapatero a tus zapatos. Sin querer gustar más que a uno mismo aunque esa sea la vía para que volvamos a creer en ellos. Estamos sin duda ante un muy buen disco con el que pasar un rato excepcional, excitante y sudoroso. Un disco repleto de canciones notables escritas e interpretadas por dos músicos sobresalientes que tal vez perdieron la excelencia pero a los que no se les ha olvidado el oficio.

No están solos en esa ardua tarea de recobrar el pulso pues cuentan con invitados de lujo como Billy F. Gibbons, Greg Cartwright y Angelo Petraglia…. y bueno, manejan muy bien el sofrito y los condimentos, mezclan muy bien su blues-rock primerizo con el rock bailongo y llena estadios de «Lonely Boy». La fórmula es la que es, funciona y funcionará siempre, la cosa es que las canciones sean buenas, y aquí hay un buen puñado de ellas como la inicial «Wild Child» de esqueleto básico, puro y simple, pero de tremendo poso rocanrolero. Puro ADN Black Keys.

The Black Keys retoman el pulso y la inspiración con su abandono al boogie que resume su esencia. Notable que no exquisito.

Sí. El tema inicial es la leche y nos pone absolutamente todo de punta. Excitante, fresca y… sí, ya escuchada en su repertorio pero no por ello deja de ser magnífica, pudiendo estar en cualquier compilación de la banda. Las buenas noticias no acaban aquí puesto que hasta la mitad del disco la fórmula funciona a la perfección y nos hacen pensar que han recuperado el pulso. «It ain’t over» (con Cartwright) y «For the love of money» (con Petraglia) suenan de escándalo. Tres canciones que nos mantienen en «El Camino»….

Tal vez hasta el ecuador del disco todo se mantiene en un nivel más que notable llegando casi al excelente con la dupla formada por «Your team is looking good» y «Good Love» junto al barbas ZZtopero. Después de esto, pues… , sí, comienza un poco a bajar el disco en calidad lo que nos dejará una sensación de casi pero no, de disco disfrutable pero sin recorrido o de no ser nunca el escogido de la banda para escuchar una tarde cualquiera.

Y de haber buenas canciones aún las hay! Escuchen con atención la soulería de «How long» o ese cañonazo que responde por «Baby I’m come home» (otra vez con Cartwright). El resto más que correcto pero en piloto automático. En definitiva, «Dropout Boogie» significa retomar el pulso para una banda que parecía haberse perdido por «el camino» con una decena de canciones notables a las que, tal vez, les falte una pizquita de magia, pero que consiguen atraer nuestra atención y volver a creer en ellos.

The Black Keys – Dropout Boogie (2022)

The Black Keys retoman el pulso y la inspiración con su abandono al boogie que resume su esencia. Notable que no exquisito.

01.- Wild Child/ 02.- It Ain’t Over/ 03.- For The Love Of Money/ 04.- Your Team Is Looking Good/ 05.- Good Love (feat. Billy F Gibbons)/ 06.- How Long/ 07.- Burn The Damn Thing Down/ 08.- Happiness/ 09.- Baby I’m Coming Home/ 10.- Didn’t I Love You.


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