Kiwanuka se toma un respiro y hace un reinicio. Pequeños cambios, íntimos y aterciopelados, para ordenar su carrera y su vida.
Hemos tenido que esperar muchísimo. Tal vez demasiado, y las expectativas estaban por las nubes. Sus tres discos anteriores (a cual mejor) nos mostraban la evolución de un artista genial. De su recogimiento en el disco debut, «Home Again» (2012) donde picaba tanto del León de Belfast como de Bob sin perder su africanismo hasta su segundo trabajo, «Love & Hate» (2016), donde expandía su sonido a territorios pinkfloydianos, hasta llegar al orgásmico y ombliguista tercer trabajo donde parecía haber tocado techo.
Con «Kiwanuka» (2019) se coronó, pero sin duda (con pandemia de por medio) algo se truncó, algo le hizo reflexionar hacia los caprichosos derroteros a los que parecía llevarle su exitosa carrera y su estrellato masivo. El de Muswell Hill se puso en barbecho, decidió recapacitar y aplicar pequeños cambios a su carrera, a su manera de vida y fue allí, en la tierra de los Kinks y de tantos otros como Johnny Borrell o Carl Barat donde empezó a dar forma a sus nuevas composiciones.
No os voy a engañar pues mi primera escucha de «Small Changes» no fue satisfactoria. No sé qué me esperaba, no sé si no me cogió en buen momento pero ni me voló la cabeza ni me dejó satisfecho pero siendo quién es el artista y habiéndole visto en directo varias veces ( y alucinado) no podía no darle más escuchas y ya os digo que es uno de esos discos que te va embrujando a fuego lento, y que va creciendo y creciendo hasta convertirse en un favorito.
Sí, vale, carece de ese par de canciones descomunales que te hacen amarle sobre todas las cosas pero en general estamos ante, tal vez, su mejor colección de canciones. No hay altos ni bajos, y la media es muy alta. Repiten los productores y repite la misma receta de siempre pero sin ser tan ampuloso, sin barroquismos innecesarios ni virtuosismos exagerados. Aquí hay más del primer disco que del tercero. Aquí hay más melodía, más boniquismo, más terciopelo y más amor. Imaginaos que este fuese su segundo disco en lugar del cuarto…
Aplicando pequeños cambios a su fórmula ganadora obtenemos once sensacionales canciones que colocarán a este disco en esa liga de disco menor de artista mayor, donde se convierte fácilmente en favorito para sus seguidores entre los que me incluyo. «Small Changes» es un discazo que casi todos mirarán de soslayo por no ser más que el homónimo del 2019, por no tener esa canción que sale en no sé qué serie y lo peta como en el segundo. Por ser puro, honesto y sencillo.
Ya en la inicial «Floating Parade» nos sumerge en esa atmósfera tan íntima, cálida y aterciopelada que sobrevuela todo el disco. Más cercana al estilo de su segundo o tercer disco que al debut, con ese soul de etiqueta, esa percusión africanada, esa voz tan maravillosa y tan suya… de ahí, al tema que da nombre al disco. Esa «Small changes» es un bellezón de canción, una de esas que calan hasta el tuétano mientras que «One and only» es una de las grandes canciones del disco. Bonica del to.
Me ha pasado una cosa muy curiosa. «Rebel Soul» me suena al último disco de Damon Albarn, o a su faceta en solitario, podría perfectamente estar en «The Nearer the fountain…» o incluso en el último de Blur… y eso, personalmente, me alucina…. Luego llega esa fórmula tan usada y tan suya de dividir la canción en parte I y parte II con un final instrumental de muerte pirata que recuerda a escenas de su segundo disco, y es que en «Lowdown» se pone el traje de Gilmour y comienza a pinkflonear de lo lindo. Maravilla cósmica.
El inicio de «Follow your dreams» y el tono, es algo distinto pero engancha y se te mete en la cabeza, casi no podrás dejar de tararearla.. para baladear dulcemente en «Live for your love» y arrebatarte el alma, el corazón y el último aliento. «Stay by my side» es otra de esas canciones que quedan grabadas rápidamente, su melodía es pura magia, pura orfebrería mientras que en «The rest of me» encontramos otra de las grandes canciones del disco. Pure & Easy.
Cierra el bueno de Kiwa con «Four long years» de manera magistral, otro temón que aunque recuerde mucho a «The final frame» que cerraba de locura su disco más acertado y vendido, tiene su propia personalidad, su propio espíritu aunque sí es verdad que juega sobre seguro y va a tiro hecho porque sabe que nos va a dejar con la piel de gallina y el corazón como un guiñapo. Michael Kiwanuka es un puto genio, uno de los grandes de esta época que tenemos que aprender a disfrutar, entendiendo esta vez que menos es más.
Michael Kiwanuka – Small Changes (2024)
01.- Floating Parade/ 02.- Small Changes/ 03.- One And Only/ 04.- Rebel Soul/ 05.- Lowdown (part i)/ 06.- Lowdown (part ii)/ 07.- Follow Your Dreams/ 08.- Live For Your Love/ 09.- Stay By My Side/ 10.- The Rest Of Me/ 11.- Four Long Years
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Es maravilloso. El Marvin Gaye de este fokin siglo. A mi también me ha convencido totalmente este discazo. Histórico